lunes, 19 de noviembre de 2012

Aprendizaje
Todo lo que hemos vivido hasta hace un instante ha sido puro aprendizaje. Ojalá que estas líneas sean otra de esas experiencias productivas.

Sería saludable que, ante todo, entendamos que desaprender es una forma clave de aprender, una instancia de superación. Además de considerar aquello que aprendemos, muchas veces es necesario borrar el rígido, perder lo justo y necesario o, al men
os, lo que podamos, pensando en la autosuperación. Cuesta creer cómo dos opuestos, finalmente, coinciden.

Si lo pensamos bien, así como tenemos la capacidad de aprender, podemos modificar conocimientos o conductas poco funcionales, por más que durante toda una vida hayamos creído que eso era una gran verdad o la mejor manera de proceder. Flexibilidad y apertura, buen consejo para promover el aprendizaje.

Desde el minuto cero de nuestra existencia absorbemos todo aquello que, en principio, responde a nuestras necesidades, aquello que capta nuestro interés y la debida atención. Habrá que ver, y esto es crucial, cómo percibimos, cómo significamos eso que será para nosotros una nueva construcción.

La calidad de apego y las lecciones -directivas o por modelado- de los primeros años son fundamentales. Frente a un estímulo, una respuesta. Ante una motivación o una recompensa, la confirmación o reforzamiento. Lo bueno es que tenemos la capacidad de re-significar y revertir. La curiosidad por el conocimiento es otro asunto clave en esta materia. Cometemos el error de creer que el aprendizaje es exclusiva tarea de la educación escolar y de nuestras capacidades o talentos, que todo es cuestión de estudio y de aprobar exámenes. De hecho, muchos padres cometen la mayor de las equivocaciones al pagar los mejores colegios para que sus hijos sean cultos y exitosos. Ese tipo de aprendizaje es, ante todo, instrucción. El contexto, el ambiente y las oportunidades culturales y económicas son casi determinantes.

El otro socio fundamental, más allá de los factores ambientales, es la responsabilidad de quien ocupa un rol de educador (y no sólo como maestro de escuela, insisto). También, a partir de un momento de la vida hay que saber elegir a nuestros maestros. ¿A quién le damos la autoridad de enseñarnos? ¿Quiénes son nuestros modelos? ¿A quiénes les enseñamos a diario?

Apertura, flexibilidad, interés por el conocimiento, curiosidad, autocrítica, responsabilidad e inteligencia social y emocional.

¿Aprendimos o desaprendimos algo nuevo? Ojalá que sí..

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